miércoles, 22 de diciembre de 2010

BOMBEROS DE ANTAÑO


BOMBEROS DE ANTAÑO

Nunca supe bien como llegué a ser bombero, creo que ninguno se da cuenta hasta que ya es demasiado tarde. Un amigo, un familiar, tal vez un vecino….y de repente se ve uno en el cuartel escuchando hablar a viejos bomberos, de los incendios de antes, de esas hogueras notables que tiñeron el cielo de rojo y levantaron a una ciudad de la cama, con la curiosidad viva por ver tan dantesco espectáculo lo mas cerca posible y en forma gratuita. Era la época en que el acontecer social del norte, en buena parte también se hacia en los incendios, allí contemplando las llamas, se enteraban y comentaban de las copuchas de un pueblo chico con incendios grandes.


Antofagasta progreso, la madera del siglo pasado en el centro de la ciudad, fue reemplazada por el cemento a fuerza del fuego incendiario. Esos bomberos lo sabían muy bien. Ellos estuvieron allí y lo recordaban hasta en sus detalles más pequeños, ninguno nunca llevo un registro de los incendios, pero estos aparecían a llamaradas en la conversación, con lujos de detalles. Cada movimiento, cada carro, cada escala era recordada claramente, como si esto hubiese pasado ayer. No importando que el suceso que acaparaba la atención, tenia cuarenta o cincuenta años de ocurrido y ya a nadie le interesaba mayormente.



Bomberos viejos, viejos jugadores de domino, de cuando existía el club Helénico y las parrandas terminaban en el barrio bellavista. Jugadores de los que esperan la carta que les viene con la propia en la mano, escogida una jugada atrás. Cosa rara me resultaban los bomberos, hablaban solo de incendios y cuando lo hacían sus ojos adquirían un extraño resplandor, o era solo la imaginación de un niño jugando a querer ser bombero, visitando un cuartel, escuchando historias o mirando una partida de domino


Ojito de pajarito en la mesa (Chancho uno), pasa el contrario, no importa cuando sea mano se sentara con lo que lo que lo hizo famoso en sus años de juventud, la diuca (Chancho dos), la partida a comenzado. Entre risas y recuerdos, alguno cruzara el ferrocarrilero (Chancho tres) en la línea blanca de puntos negros para dominar a lo maestro (Con el Chancho seis), si es que no lo juega antes “por si ocurre una desgracia” como perder y que esta carta, la mas alta, quede para la cuenta. Entrada la noche, cansados los cuerpos y agotados los recuerdos “se fue la tía p`al sur”, es el fin de la partida, mañana será día de revanchas, de enmendar jugadas y descontar puntos. Nosotros los niños condenados a la limpieza de los carros y el material. Dando brillo a cromados y bronces antiguos, que vencen al agua de mar y al tiempo, como si nada. Así se me pasaron los años. Esos metales nobles que con su brillo me acompañaron en mil incendios nocturnos, alumbraron mi camino de bombero, el paso de niño a hombre, de cadete a voluntario, de aprendiz a maestro. Sin darme cuenta tuve mis propias historias que contar, mis propios incendios apagados. Entonces presuroso corrí a la mesa de los viejos, para compartir mis aventuras, pero solo sillas vacías encontré. Ellos sin darme cuenta, habían partido uno a uno al ultimo llamado, habían pasado su ultima lista con nosotros, se fueron contando historias, revolviendo el domino, dando consejos, levantando escalas, se fueron silenciosos como pena de bombero en noche de funeral. Cumplieron su misión de paz, hicieron escuela, heredaron abnegación y respeto a una ciudad que siempre defendieron desde que solo fue una aldea de pescadores y mineros empinada a la orilla del mar.



Triste cierro la puerta del cuartel de la Segunda, y en la mudez de sus paredes altas y retratos fríos. En el silencio de una soledad oscura, se escucha el bullicio de un casino bomberil, el chocar de las cartas de domino al compás de un piano Alemán, el reír de hombres que vienen de un incendio cantando un himno antiguo…… Solo fantasmas de bomberos viejos, que sacaron agua de la arena y fuerza de la puna desértica para derrotar al fuego de norte





Ricardo Rabanal Bustos
Voluntario Nº 2272
Segunda Compañía de Bomberos
Salvadores y guardias de Propiedad