miércoles, 24 de agosto de 2011

LA PLANCHA DEL COMANDANTE



Ocurrió una vez un incendio en la céntrica calle Latorre de la ciudad de Antofagasta, a la altura del recordado cine con el mismo nombre, incendio que llamo la atención de mucha gente que lentamente se comenzó a reunir para lograr una buena vista de las llamas y humo que teñían el cielo azul de norte de rojo y negro.

La tarde había pasado tranquila, la función del cine Latorre estaba suspendida desde hace varias horas y había mucha gente esperando ver las películas que anunciaba la cartelera y los gigantes afiches de género y cartón colocados en la fachada del cine. La hora de la siesta ya terminaba y algunos transeúntes se aventuraban a recorrer las calles de un comercio cerrado por “fuerza mayor” como decían los letreros que colgaban de las vitrinas a la espera de que las tiendas abrieran definitivamente.

Corrían los inicios de los años cincuenta, la modernidad de pos guerra por fin comenzaba a llegar a una ciudad pequeña y a su Cuerpo de Bomberos, justo por esos años, la ciudad contaba con su primer carro bomba telescópico Pirchs, el tercero en el país, directamente importado desde Estados Unidos. Fue por esa época, según cuenta la leyenda, que la comandancia adquirió el primer megáfono portátil que debería utilizar el Comandante a cargo de dirigir las acciones… Todos los bomberos podrán oír con claridad las órdenes de su Comandante…. Y tendremos una sola voz de mando cuando estemos apagando un incendio….Fue la sentencia y fundamento para la compra de tan costoso y tecnológico aparato entregada por el primer Comandante a todos los Directores y Capitanes las Compañías que con curiosidad y timidez esbozaron algún reclamo por tan onerosa y enigmática maquina comunicacional.

Los bomberos más antiguos cuentan que los Comandantes al pasar todas las tardes a su guardia por el Cuartel General de calle Sucre, chequeaban constantemente el funcionamiento de tan sofisticado y moderno equipo alta voz. Dicen que los Comandantes contaban los minutos para que llegara la hora de usarlo y verse como esos Fireman Neoyorquinos que aparecían en los cromáticos catálogos que acompañaban a tales instrumentos en sus lujosos envoltorios.

Los vecinos curiosos miraban con atención los movimientos de los cansados bomberos, cada escala levantada o mueble rescatado eran observados atentamente por la muchedumbre, generando gestos de admiración o critica. Los incendios siempre fueron un espectáculo democrático y popular en Antofagasta, un acontecimiento al cual todos estaban invitados sin excepción en una ciudad dormida para muchas cosas, menos para los incendios. La orden del Comandante fue clara, todos los muebles y enseres de casa que se encontraban dañados por la acción del fuego y agua se debían dejar a un costado de la calle, separados de los que no presentaban ningún daño. Al término de incendio, cuando al examinar los objetos calcinados que los voluntarios sacaban de los escombros, el Comandante vio claramente una plancha eléctrica muy quemada con su cordón y enchufe totalmente chamuscado. Fue en ese momento, cuando el primer Comandante con la plancha quemada y su cable eléctrico colgando en una mano y en la otra el reluciente megáfono, símbolo de modernidad completa, en la otra mano, sin preguntarle a nadie se dirigió a la muchedumbre reunida en la calle a los periodistas, locutores y gráficos que informaban del sobre el incendio.
………..” Vecinos de Antofagasta aquí en mi mano esta la causa del dantesco incendio que asolo esta tarde la ciudad ¡Esta plancha y el olvido irresponsable del propietario comenzaron el incendio!”………
Rápidamente corrió un ayudante general hacia el comandante con una importante información, pero ya era tarde el comandante daba pleno uso al megáfono. En su cara se notaba el entusiasmo por el uso de tan adelantada maquina de comunicación que lo convertía en el centro de atención de la gente, las radios locales y los periodistas que cubrían el incendio.
…………” Vecinos, continuo el Comandante, esta plancha que se quedo enchufada es símbolo de la irresponsabilidad de………………”
“Comandante, comandante”… interrumpió disimuladamente el joven ayudante, pero nuevamente fue ignorado, ahora con cierto malestar por parte del jefe bomberil que sintió que le querían robar su momento de gloria y mando.
………..” De la irresponsabilidad de quien sin preocuparse por ella, casi quema toda la ciudad, a no ser por la pronta respuesta de bomber……. “
“Comandante, Comandante”…interrumpió enérgicamente el ayudante, luego acercándose sigilosamente al oído le dijo tímidamente… “No hay luz (Energía Eléctrica) en el sector desde hace cinco horas Comandante……… La plancha no es el origen del incendio”, sentencio tímidamente el ayudante, después lentamente se retiro del lado del Comandante dejándolo solo frente a todo el público…… El rostro del comandante, descolocado y perdido, reflejaba lo devastadora de la noticia, en su mano izquierda esa plancha quemada y en la otra el tan mentado megáfono. A esa altura del tiempo la noticia ya se había esparcido entre todos los vecinos del puerto presentes en el lugar y las carcajadas y comentarios de la gente se sentían aun estando a buena distancia de la multitud.

La generosa prensa escrita de la ciudad, junto a las radios y gráficos prefirieron generosamente ignorar este episodio y solo destacaron los acierto y sacrificios en la labor de los bomberos del norte, seguramente los relatos noticiosos de las radios locales omitieron en sus grabaciones las palabras del comandante, así como los gráficos olvidaron tranquilamente las fotos en que un una vez en Antofagasta un Comandante de Bomberos vestido con casco y chaqueta de riguroso blanco aparece con un megáfono en la mano y en la otra levantado una plancha eléctrica que nunca fue culpable de ningún incendio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario